viernes, 26 de octubre de 2007

DESPEDIDA

Conque entonces, adiós.
¿No olvidas nada?
Bueno, vete... Podemos despedirnos.
¿Ya no tenemos nada qué decirnos?
Te dejo, puedes irte...
Aunque no, espera,
espera todavíaque pare de llover...
Espera un rato.
Y sobre todo, ve bien abrigada,
pues ya sabes el frío que hace allí afuera.
Un abrigo de invierno es lo que habríaque ponerte...
¿De modo que te he devuelto todo?
¿No tengo tuyo nada?
¿Has tomado tus cartas, tu retrato?
Y bien, mírame ahora, amiga mía;
pues que en fin, ya va uno a despedirse.
¡Vaya! No hay que afligirse;
¡vamos!, ¡no hay que llorar, qué tontería!
¡Y qué esfuerzo tan grandenecesitan hacer nuestras cabezas,
para poder imaginar y vernosotra vez
los amantesaquellos tan rendidos y tan tiernosque habíamos sido antes!
Nos habíamos las vidas entregadopara siempre,
uno al otro, eternamente,
y he aquí que ahora nos las devolvemos,
y tú vas a dejarme y yo voy a dejarte,
y pronto partiremos
cada quien con su nombre, por su lado...
Recomenzar... vagar...vivir en otra parte...
Por supuesto, al principio sufriremos.
Pero luego vendrá piadoso olvido,
único amigo fiel que nos perdona;
y habrá otra vez en que tú y yo tornaremosa ser como hemos sido,
entre todas las otras, dos personas.
Así es que vas a entrar a mi pasado.
Y he de verte en la calle desde lejos,
sin cruzar, para hablarte, a la otra acera,
y nos alejaremos distraídos
y pasarás ligeracon trajes para mí desconocidos.
Y estaremos sin vernos largos meses,
y olvidaré el sabor de tus caricias,
y mis amigos te darán noticiasde "aquel amigo tuyo".
Y yo a mi vez,
con ansia reprimidapor el mal fingido orgullo,
preguntaré por la que fue mi estrella
y al referirme a ti, que eres mi vida,
a ti, que eras mi fuerza y mi dulzura,
diré: ¿cómo va aquella?
Nuestro gran corazón, ¡qué pequeño era!
Nuestros muchos propósitos, ¡qué pocos!;
y sin embargo, estábamos tan locos
al principio, en aquella primavera.
¡Te acuerdas?
¡La apoteosis! ¡El encanto!
¡Nos amábamos tanto!
¿Y esto era aquel amor?
¡Quién lo creyera!
De modo que nosotros -aún nosotros-,
cuando de amor hablamos
¿somos como los otros?
He aquí el valor que damosa la frase de amor que nos conmueve.
¡Qué desgracia, Dios mío que seamoslo mismo que son todos!
¡Cómo llueve!
Tú no puedes salir así lloviendo.
¡Vamos!, quédate,
mira, te lo ruego,
ya trataremos de entendernos luego.
Haremos nuevos planes,
y aun cuando el corazón haya cambiado,
quizá revivirá el amor pasadoal encanto de viejos ademanes.
Haremos lo posible;se portará uno bien.
Tú, serás buena,
Y luego... es increíble,tiene uno sus costumbres;
la cadena llega a veces a ser necesidad.
Siéntate aquí, bien mío:
recordarás junto de mí tu hastío,
y yo cerca de ti mi soledad.

Paul Geraldy

Solo pongo este post porque no encontré valor para escribir con mis palabras la despedida, así que tomo de la mano de uno grande...

6 comentarios:

Jaime Alberto Tovar dijo...

Caray... recuerdo una cita adecuada pero desgraciada (e ironicamente no recuerdo de quien es) "Yo solo cito para expresar lo que pienso en mejores palabras" Excelente post! Salud!

FÉLIX LOBOS dijo...

Llego de casualidad... te dejo un saludo... vuelvo luego.


Salud...

El Justo Medio dijo...

recuerdo a juanma ganar un consurso de declamación con ese poema. fue un fiasco el concurso ése

El Justo Medio dijo...

Qué onda? Qué tal tu curso de jueza?

Juan Manuel Escamilla dijo...

Claro que no, amigo. Te gané en buena lid. Porque tú eras menesteroso. Fue divertido. Subí al escenario con una silla en la mano. La coloqué a la mitad, frente a los jueces (del concurso, no olímpicos), retiré el micrófono y comencé: Despedida, Paul Gerardy. Con que entonces...

Marifer dijo...

Justo Medio: me fue bien en mi curso... muy bien. Ya regresé a dar clases de gimnasia y soy juez nacional... te presumo, jajaja.

Garcín: no dudamos de tu capacidad.

Tovar: brillas por tu ausencia, no se nada de tí. Un saludo!