sábado, 19 de enero de 2008

¿Te acuerdas del laberinto?

¿Te acuerdas del laberinto?
Circunstancias, condiciones,
murallas de verde mirto,
a la izquierda, a la derecha,
tristemente regulares,
encauzaban nuestra ansia
con sus rectas inflexibles,
nos quitaban lo infinito.
¡Qué ir y qué venir tan torpes!
Las sendas del laberinto
nos parecían caminos
y todo era andar, doblar
esquinas sin horizonte
para encontrarnos, llorando,
otra senda como aquella
de que habíamos salido.
Yo buscaba, tú buscabas.
Yo corría por delante,
te decía: “¡Por aquí!”,
creyendo que había hallado
en mi corazón el hilo.
Y tú me mirabas triste,
te soltabas de mi mano
y tu sueño de salir
nos separaba, aunque estábamos
tan cerca, allí, tan unidos.
¿Unidos? Nunca estarás
unida, junta, conmigo,
en un laberinto: sólo
puedes estar junto a mí
cuando sientes muy abiertos,
para irte, para quedarte,
los rumbos y los caminos.
¡Cómo me dolió la vida
cuando te vi en la mirada
que ya te estaba pesando
en andar así conmigo:
que ya no eras mía, no!
Que a mi lado te tenía
no tu alegría gozosa,
no, ni tu alegre albedrío,
sino un penoso buscarle
salidas al laberinto.
Pero de pronto cantó
libre pájaro invisible,
por allá arriba. ¡Qué grito
di al ver lo que nos decía!
No andando, no, no con pies
se le encuentra su misterio
al amor o al laberinto.
Se le encuentra con el vuelo,
hacia arriba, con las alas.
Y ahora estamos escapados
de los sinos rectilíneos.
Libres, sueltos. Tú te vas,
volando, alegre. Te miro
te pierdo de vista. Espero.
¿Volverás, no volverás?
¿No podemos estar juntos
como están juntos dos pájaros,
en el azul voluntario,
mejor que en el laberinto?
Lo que yo te ofrezco ahora
no son caminos trazados
entre murallas de mirtos:
es un ámbito sin límites,
un cielo de amanecer
por donde tus vuelos tracen
libres, sueltos, jubilosos
tu destino. Mi destino.
PEDRO SALINAS
(España-1891)
De "Largo lamento"

5 comentarios:

Otto Hugo Weinberg dijo...

Yo sí me acuerdo del laberinto. De los laberintos. Por desgracia, mis laberintos nunca tienen solución.

Juan Manuel Escamilla dijo...

La tienen, amigo. No angusties.

Ya ves que sí, parece que así es este juego, el amor. Ni hablar.

Este delicioso poema me recordó aquello que mi madre me cantaba: "como un ave libre te quiero yo, como un ave libre, de libre vuelo..."

Alucard dijo...

Los laberintos son encrucijadas que pocos se atreven a enfrentar, mas sus pasajes consiguen recordarnos que la vida y sus quehaceres son apacibles.

Marifer dijo...

o.h.w: ya esta bien... no te reconoci, perdoname la vida, jajaja. Y si, los laberintos tienen soluciones, aunque a veces no son las que quisieramos y las encontremos donde menos pensabamos... lo digo por experiencia... y lo sabes. ¡Animo!

Garcin: Animalo tu, no?... que estas cerca. Y si... la libertad, crees que algun dia la encontremos?...

Alucard: No definiria la vida precisamente como "apacible". Creo que es tormentosa, aunque si, hay ratos masomenos tranquilos. Y aun asi, vale la pena vivir: sufrir y gozar!

El Justo Medio dijo...

mmm... ¿ahora por qué todo mundo lee a salinas?