Los recuerdos a resurgir, los fantasmas a levantarse, y el alma a enterrarse en la cama.
Los dibujos de aquél día a acercarse lentamente, de puntitas, casi sin querer molestar. No tienen idea que el piso y las paredes son terciopelo... siempre terciopelo.
Y aquellas luces que algún día alumbraron, hoy son sombras. El incienso, no es más que humo. Los abrazos, lágrimas atrapadas.
Y Tú... Tú sigues siendo sólo un sueño escurridizo entre mis manos.
2 comentarios:
Qué mal. Sobre todo porque los sueños siempre son escurridizos.
Saludos!
me gusta la fuerza con la que escribes
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